Muchos países del mundo, incluyendo El Salvador, han iniciado un proceso gradual y desacelerado de apertura de las actividades económicas, condición que incrementa la amenaza de una recesión global inminente.
Las medidas de distanciamiento social, la falta de empleo, contracción de la demanda, la disminución de diversos servicios y el proceso lento del flujo de remesas, están generando tensiones en la industria inmobiliaria.
FACTORES DE RIESGO PARA EL SECTOR INMOBILIARIO
Previo a la emergencia sanitaria, se percibía una positiva absorción de la oferta, sin embargo, en el contexto de crisis, una desaceleración en los ingresos de los demandantes, un incremento del desempleo y los avances tecnológicos, constituyen factores de riesgo para el sector vivienda, arrendamientos y oficentros.
Desde la Sociedad de Bienes Raíces Latinoamérica hablamos del tema:
Al finalizar el año 2019, el sector reflejaba importantes flujos de inversión, destinados a los desarrollos inmobiliarios de vivienda, oficentros y centros comerciales, según datos del Banco Central de Reserva de El Salvador (BCR). Este contexto, cambió de manera radical a finales del mes marzo del presente año, producto del efecto del Coronavirus, entre estos:
- Reducción de la demanda en el mercado objetivo.
- Incertidumbre sobre el inicio de la normalidad en las actividades económicas.
- Entorno operativo debilitado.
En el marco de la crisis sanitaria, la caída en los precios de los inmuebles, afectará negativamente los rendimientos en el sector, dificultando en la mayoría de casos, la capacidad de generar rentabilidad por las inversiones efectuadas. La menor flexibilidad para ajustar precios, es otro factor de riesgo en los inmuebles menos diversificados, y cuyos inquilinos operen en sectores con menor adaptación a los cambios originados por la pandemia. Muchas personas continuarán trabajando desde casa después que el brote termine, probablemente algunos inquilinos presionarán para obtener condiciones de arrendamiento más flexibles.
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NUEVOS RETOS PARA EL SECTOR INMOBILIARIO
Con la expansión del virus en todo el mundo, se ha generado cambios en todas las industrias. Las nuevas tecnologías como el Big Data, la impresión 3D, la economía digital, el ‘home office’ y la firma electrónica, serán los nuevos retos a los que se tendrá que enfrentar el sector inmobiliario. Mientras que la pérdida de empleo y dificultades económicas propias de la etapa de recuperación, podrían traer dificultades financieras para afrontar los pagos de alquileres y vivienda.
Otro factor de riesgo para reactivar el sector construcción e inmobiliario, es la desaceleración en el flujo de remesas familiares, debido a que una parte de estos recursos, está destinado a la mejora de casas, adquisición de viviendas, terrenos y consumo en centros comerciales. Las remesas permiten a un gran número de familias acceder a dichos activos sin necesidad de recurrir a las entidades financieras.
Se espera, que con el fin de la propagación del Covid-19, tanto el sector inmobiliario, como el de la construcción, tengan un positivo escenario de recuperación.
Elaborado por: Sociedad de Bienes Raíces Latinoamérica
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