El sector inmobiliario es uno de los más vigorosos dentro de los sistemas económicos actuales, debido a la abundante actividad económica que genera y al rol social que están llamados a cumplir, como constructores de ciudades con altos estándares de calidad de vida.
Muchas son las definiciones de calidad de vida, pero una que se puede ocupar en este caso, es la que dice relación con las condiciones de vida o la experiencia de vida. En una vivienda, por ejemplo, se puede distinguir entre los elementos del entorno y las características de la construcción de la casa habitación.
Respecto del entorno, un alto estándar de calidad de vida de un lugar determinado aseguraría a sus residentes que, independiente de su edad, capacidades físicas o nivel de ingresos, podrán acceder fácilmente a los bienes y servicios necesarios para el desempeño de sus actividades sociales y económicas. Por su parte, el estándar de confort y calidad en la vivienda misma, dicen relación con una construcción que garantice una luz natural apropiada, materiales aptos, bajos costos de operación y una buena gestión post venta, entre otros.
Al respecto, Alejandra Labarca, CEO de Somos New City, comenta que “debido a la dificultad que conlleva a los clientes finales comprobar las características de la construcción versus el entorno, la demanda de viviendas y sus precios están guiadas principalmente por la ubicación de éstas, más que por sus propios atributos, dejándonos como desafío la visibilización de los atributos de las construcciones para compensar la calidad de vida en locaciones que no cuentan con los entornos demandados”.
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Para confirmar esta hipótesis, es posible observar las cifras que arrojó un estudio del Banco Central de Chile, que decía que entre un 69 % y 71 % del nivel de precios de las viviendas es explicado por los determinantes relacionados con el acceso a bienes públicos, el entorno y, en menor medida, los atributos físicos de la propiedad. Es decir, el precio está esencialmente determinado por la ubicación.
Por otra parte, una encuesta realizada por la Fundación Fraunhofer Chile Research y la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT) de la Cámara Chilena de la Construcción, sobre cuáles eran los criterios para elegir una vivienda, más del 70% de los asistentes mencionó “calidad de vida”, “comodidad y accesibilidad”, ambos conceptos relacionados; mientras solo un 18% indicó que su elección tendría que ver con un criterio de calidad /costo, y nadie mencionó los bajos costos de mantención como prioridad.
Lo cierto es que los problemas de las personas aparecen una vez instalados en su nueva vivienda; inconvenientes que se relacionan con cuestiones no visibles a simple vista y no certificadas de ningún modo, tales como la mala calidad de la construcción o el estado de la propiedad, los vecinos molestos, el alza en los gastos comunes o la mala administración, entre otros factores.
Bajo este contexto, el gerente comercial de Capitalizarme.com, Francisco Ackerman, asegura que “la calidad y el respaldo de la inmobiliaria son sumamente importantes a la hora de decidir dónde invertir, sobre todo si es un bien a largo plazo. Aquí la trayectoria de la inmobiliaria detrás del proyecto es fundamental, al igual que su post venta”.
Asimismo, hoy en día se suman factores que están afectando el modelo de compra venta inmobiliaria que conocíamos hasta ahora. Entre ellos, podemos mencionar:
- Irrupción de la digitalización y de la importancia de la información para la toma de decisiones de compra. Aumenta la importancia de la información para la inversión y aumentan las posibilidades de generar datos en la construcción;
- Necesidades de diferenciación ante escasez de buenas ubicaciones
- Irrupción de pandemia, con cambios en estilos de vida y presiones económicas
- Evolución creciente de edificación para renta, ante aumento de arrendatarios por sobre propietarios (compradores y mandantes ahora más exigentes).
En un escenario donde los clientes empiezan a cambiar, a transformarse en agentes más informados y exigentes para dar mayor rentabilidad a su inversión, las empresas del sector ven la necesidad de buscar estrategias de diferenciación que respondan a ese desafío de manera económica y efectiva.
“La difusión del conocimiento para empoderar a los ciudadanos es la herramienta más potente que podemos entregar como compañía. Buscamos que cada una de las personas logre cambiar su vida a través de la inversión inmobiliaria, pero desde un sentido más profundo, que es entender dónde y en qué están invirtiendo”, comenta Ackermann.
Elaborado por: Sociedad de Bienes Raíces Latinoamérica
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